martes, 16 de septiembre de 2008

Noches de viernes y mañanas de lunes.

En el pueblo de Odessa, Texas, la vida es sencilla, trabajar, comer, tomar unas cervezas. Tal vez un cine, o una bolera. Un mundo muy pequeño, un mundo encerrado en si mismo, autocomplaciente. Acaba el verano, el comienzo del curso los jóvenes vuelven al instituto, a la rutina tras las vacaciones. La misma rutina que atenaza a sus padres, que reduce su mundo a unas pocas calles, unos pocos trabajos, unos pocos vecinos.

Para todos menos para los Panthers, ellos viven en otro mundo, no mucho más grande, pero si muy por encima de sus convecinos, ellos son sus ilusiones, son sus sueños, viven las vidas que todos quisieran. Les hacen sentir importantes, grandes, les hacen sentir triunfadores.

Cada Viernes cuando se encienden las luces del estadio, todo el pueblo mira con esperanza a los treinta jóvenes del equipo, a los once en el campo, al entrenador. Les miran y vuelcan en ellos todas las frustraciones, todas sus ilusiones. Si vencen seran dioses por una semana, si pierden serán los más viles.
Pero no son dioses, ni villanos, son niños de 18 que viven bajo una presión insoportable, la de soportar el peso de un pueblo y al mismo tiempo el de sus vidas. La de jugar al fútbol como escape, con la esperanza de ensanchar su pequeño mundo, en la universidad, en la liga. Y sobre todos ellos el entrenador, la válvula de seguridad, el rey del pueblo, el hombre que dirige todos los destinos, el general de un ejercito al que solo vale la victoria.

Las mañanas de los lunes traen la vuelta a la realidad, al trabajo anodino, a los sueños perdidos... a soñar de nuevo con las luces de los viernes.
Una película sobre fútbol americano, sobre el opio para el pueblo, una metafora sobre la sociedad y el deporte, en la que mucha gente encuentra el reflejo de unas ilusiones que no encuentra en su vida cotidiana.
Por eso siempre me ha gustado más jugar que ver fútbol.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

No había oído hablar de esta película. Si embargo, no hace mucho vi "Un domingo cualquiera" que trata sobre fútbol americano también. Me provocó esta película uan sensación de frustación, imaginándome que hay millones de personas cuya única ilusión y salida es ver o jugar este deporte. Me pregunto si tras años de evolución nuestra especie debe resignarse, por fin, y asumir que somos tan básicos como una cucaracha.

Digivalen dijo...

¡¡Ey!! que yo juego al fútbol... para mi no es una salida, pero me gusto esta pelicula porque refleja muy bien a esa gente cuyas vidas son tan monotonas, que la unica forma de escapar de la realidad es volcar sus ilusiones en un equipo de instituto.

Te recomiendo que la veas, si puedes, porque el final, la última escena, puede que te haga cambiar de opinión.

Anónimo dijo...

Yo no soy muy de películas de deporte, sobre todo las americanas que son siempre tan afectadas...
en España también sabemos bastante Del tema "opio para el pueblo". Si hubo empresas que modificaron sus turnos en función de los partidos de la eurocopa...
En fin, me alegro de que Krilín se haya salvado esta vez...lo conozco desde pequeña y le tengo cierto aprecio.

Digivalen dijo...

Krilin te lo agradece y yo también.

Gracias por tu primer y espero que no último comentario