miércoles, 17 de septiembre de 2008

El sueño de todo currito.


Viernes por la tarde, recoges tu mesa y apagas el ordenador. Te dispones a disfrutar del escaso fin de semana, lo único que quieres es relajarte y disfrutar.

Te levantas y coges tu abrigo, avanzas decidido hacia la puerta, una sonrisa asoma en tus labios, para congelarse inmediatamente. Él esta ahí, esperando, acechandote.

No te hace falta llegar hasta él para saber lo que quiere tu jefe. Otra vez te toca pringar el sábado por la mañana, tal vez incluso el domingo. Otro fin de semana de informes y formularios, de pestañas quemadas frente a la pantalla.

¡¡A la porra!! ¡¡Hasta aquí hemos llegado!! Sigues andando y llegas a su altura, le ves abrir los labios, articular tu nombre, muy despacio, con ese tono que pone cuando sabe que te esta fastidiando "Estoooo, Peeeeteeer..."

Y simplemente sigues andando, pasas a su lado sin ni siquiera mirarle a la cara, se queda tan pasmado que es incapaz de decir nada más, llegas al ascensor y le ves parado en la puerta de la oficina, desconcertado, con la mirada perdida, mientras se cierran las puertas tu sonrisa vuelve, más grande y más autentica que nunca.

Pase lo que pase, ya eres libre, aunque te despidan, aunque te arrinconen en el cubículo más estrecho, tu eres libre, has conseguido escapar de tu trabajo basura.

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