sábado, 26 de enero de 2008

EGIPTO PLASTICO. Capítulo 1º

“Un terrible accidente ha tenido lugar esta noche, en la oficina provincial de Vitoria-Gasteiz de la empresa Tempus. Un apagón, durante la transmisión temporal, ha provocado la perdida de datos del cliente en curso. El doctor Azkoitia ha quedado perdido en la corriente temporal, su ubicación temporal es totalmente desconocida y por tanto su recuperación imposible”

“Esta playa es demasiado grande” la primera chorrada que pense cuando llegue aquí, porque para ser una playa necesitas un mar. Lo de las vacaciones temporales sonaba genial en los folletos. Una enorme isla del pacifico, miles de años antes del nacimiento del primer ser humano, en un complejo turístico, una isla totalmente aislada y segura, lejos de los cielos contaminados del siglo 22. Visitas en helicóptero al continente, dinosaurios, volcanes y unas enormes playas de arena blanca llenas de mujeres hermosas y adineradas que harían cualquier cosa por seguir siéndolo. Un sueño hecho realidad.

Aparecer en medio del desierto, con una bolsa de viaje, bermudas, sandalias y una camisa de flores no era lo que tenia planeado. No tenia idea de lo que había ocurrido, algo iba terriblemente mal, espere todo lo que pude, bajo un sol de justicia, no quería alejarme del sitio donde había aparecido, no había leído las normas de seguridad, me habían asegurado que nada podía salir mal y durante los diez años que los viajes temporales llevaban funcionando nunca había ocurrido un accidente, no tenía agua, ni alimentos, así que empece a caminar, me dirigí hacia un grupo de arboles cercano, en lo poco que había leído sobre el desierto afirmaban que los arboles solo pueden crecer en presencia de agua y supuse que si había arboles tenia que haber agua. Lo que no deduje es que en medio del desierto, un aislado grupo de arboles también seria el único lugar habitado.

No llegue a ver a nadie mientras me acercaba al claro, pero ellos si me vieron a mí, se ocultaron y me emboscaron, cuando entre en el oasis y encontré la poza de agua limpia, antes de beber el primer trago ya me habían rodeado, se acercaron tan sigilosamente que fui incapaz de verlos, ni oírlos. Sentí un fuerte golpe en la cabeza y el resto fue bastante más oscuro. No vi lo que ocurrió a continuación, pero cuando desperté todo iba terriblemente mal.

Recupere la consciencia en medio de la confusión, los bandidos habían sido repelidos, solo unos pocos consiguieron escapar con vida, pero muchos de los guardias estaban heridos, estaba atado en el interior de la tienda donde estaban trasladando los heridos, digo trasladando porque atenderlos no los atendían, heridas abiertas, enormes perdidas de sangre, no podía ver morir aquella gente, es cierto que mi especialidad no son las urgencias, pero pense que mi única posibilidad de sobrevivir en aquella situación era aprovechar mis conocimientos médicos para hacerme valer en aquella sociedad.

Cuando llego lo que parecía un curandero, que poco hacia por ayudar a los heridos, intente llamar su atención, no tenia idea de que clase de idioma hablaban, creo que se llamaba jeroglífico o algo así, gesticule, grite hasta desgañitarme y conseguí que me prestara atención. Mediante gestos le hice comprender que podía ayudarle con los heridos, que tenia algo en mi bolsa de viaje que tal vez les salvaría la vida. Le convencí para que me soltara, agarre mi bolsa y saque el sedal de pesca que había traído, lo enhebré en un anzuelo, utilice una piedra para enderezar el anzuelo, para utilizarlo a modo de aguja.

Había aprendido a suturar el primer año de carrera, pero nunca había tenido que hacerlo, limpie la herida lo mejor que pude, corte la hemorragia y suture... una autentica y verdadera chapuza, iba a quedarle una enorme cicatriz si llegaba a sobrevivir, pero todos parecieron quedar impresionados. Incluso conseguí que me dejaran una afilada daga, que calenté al rojo vivo para cauterizar las heridas mas graves, afortunadamente ninguno de ellos tenia heridas demasiado profundas. No tenía ni idea, de que en ese tiempo esas heridas eran mortales. Pense que había conseguido ganarme su confianza, mis escasas habilidades en atender heridos me ponían en una situación que acabaría con mi cautiverio.
Cuando atendí al último herido, me levante sonriente, tenia la camisa cubierta de sangre. Una vez mas algo me golpeo en la nuca y todo se volvió negro.

sábado, 12 de enero de 2008

A ver, ¿Cómo te lo digo...?

Pongamos que conoces a una chica. Un típico encuentro de bar, un par de copas, unos bailes y, por una extraña y alucinante alineación planetaria, la cosa acaba en tu casa.

Por la mañana, antes de dormir, la llevas a su casa. Evidentemente ni tu ni ella queréis que la cosa termine en una noche, una vez que has conectado mejor probar, por si suena la flauta. Así que quedáis a tomar un café (bueno una cerveza, pero un café queda más fino).

Una conversación de bar es completamente distinta de la anterior, el primer objetivo era interesar, ahora el objetivo es conocer. Así que agotas, uno a uno, los temas clásicos, en que trabajas, un poco de historia, alguna anécdota, música, cine... es raro, pero algunas veces pasa, llega una pregunta complicada ¿Qué estas leyendo?

A ver, ¿cómo te lo digo?

Respuesta real: Hace tiempo que no leo un libro.

Respuesta correcta: El tomo Best of Marvel de Daredevil, numero uno, de Kevin Smith, Quesada y Palmiotti. Una pasada de comic.
¿Por qué? Cual es el mejor momento de decirle a una chica que acabas de conocer que eres un friki, bueno al menos que te gustan los comics, que puedes tirarte una tarde con tus amigos hablando de quien es mejor, Batman o Spiderman, sobre el liderazgo de Cíclope en la Patrulla-X.

Definitivamente, la primera cita es demasiado pronto.