miércoles, 19 de noviembre de 2008

Sin City: Belleza en la basura.



Existe un lugar, una ciudad donde se reúne todo lo malo, todos los bajos instintos, todas las malas acciones.

Un lugar donde la corrupción lo invade todo, donde la maldad es la ley. Existe un lugar donde todas las noches son oscuras y ningún callejón tiene salida. Sin City es la ciudad del pecado, ese lugar donde el mal y la muerte han echado sus más profundas raíces y se alimentan de todos y cada uno de los seres humanos, que no tienen el valor de llamarse a si mismos personas.

En Sin City, Frank Miller nos cuenta las vivencias de esas personas, las ultimas de la ciudad, las ultimas que conservan un pedacito de humanidad dentro de sus corazones.

Nos cuenta la historia del malvado y enorme asesino del corazón de oro, la historia de Marv, de su amor de una noche, de su amor eterno. De Hartigan, el único policía honrado que lucha contra la corrupción enfrentándose a la ley y el orden. De Nancy la prostituta adolescente que conserva la inocencia y la pureza. De Dwight el despiadado y cruel señor del crimen, el único que entiende lo que significa la justicia, en un barrio donde impera la ley del más fuerte.

Y nos muestra también el lado oscuro, el más oscuro de la ciudad, los malvados con cara de buenos, los intocables, los poderosos, los rastreros. Lo que no pueden llamarse personas, los que no imaginan lo que es ser humano.

Historias sueltas, hilvanadas solo por los hilos que sujetan el escenario donde se desarrollan, alumbradas por las torcidas farolas de la ciudad del pecado.

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