lunes, 23 de febrero de 2009

Sinvergüenzas, estupidos e ingenuos.


La clasificación no es mía, se la oí a Leopoldo Abadía en la radio. Según él de la crisis tienen la culpa catorce mil sinvergüenzas, dos millones de estúpidos y una gran cantidad de ingenuos. Este o no de acuerdo esta clasificación es perfecta para comentar esta película.

Seth y sus amigos son los estúpidos, los que venden humo a los pobres ingenuos, los que susurran al oído de los codiciosos, los que los convencen de darles su dinero, usando palabras que no entienden, haciéndoles sentir que el dinero no importa, que el riesgo no existe, que la fortuna esta a su alcance.

Halagan y convencen, hacen sentir importantes a los que han juntado unos pequeños ahorros, a los que quieren medrar en el mundo, inflan su codicia, tú puedes ser rico, importante, yo tengo la clave del juego, el truco del mago. Te abriré la puerta al mundo con el que sueñas...

Seth y sus amigos son pescadores de ingenuos, los pescan y los limpian para su jefe, el sinvergüenza, que sabe que vende humo, que crea y destruye compañías a su antojo. Jugando con normas permisivas, inflando cuentas, reservando derechos. Construyendo un tejado en el aire, que sostienen unos estúpidos y financian unos ingenuos.

Seth y sus amigos son estúpidos o quieren serlo, quieren mantener la venda en sus ojos, mantener su buena vida, sus grandes ingresos. Seth y sus amigos no quieren conocer a los estúpidos, sus dramas, sus terribles historias de codicia y ruina, porque no son humanos, solo son cuentas, cifras, dinero...

Pero Seth no es estúpido...

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