lunes, 26 de enero de 2009

Mientras hay 7, hay esperanza.

No podía ser de otra manera, el penúltimo gol de Raúl antes de igualar a la leyenda viva del madridismo, la saeta, rubia y pelona, lo marcó rozando apenas el balón. Con la oreja les dijo a sus compañeros. Con la oreja de oír las criticas. La de escuchar silbidos en campos ajenos y en el propio, aunque más para su equipo que para él. La de oír "Raúl selección". La de oír que nunca hace nada, en boca de los mismos que encumbran a cualquier chaval que hace menos goles.

Porque Raúl lleva 14 este año, cifra de buen goleador, en tres competiciones, Liga, Copa y Champions.

Puede que la semana que viene empate a Di Stefano, o el mes que viene, pero seguro que antes de terminar la temporada Raúl será el máximo goleador de la historia del Real Madrid, ni más, ni menos. Y puede que el proxímo lo marque con la oreja, o la nariz, o con la espalda que carga con el 7, pero seguro que lo hará y una vez más será leyenda e historia viva del madridismo.

Y todo esto, como el Cid, ganando batallas después de muerto.

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