jueves, 29 de enero de 2009
Mediocridad epica.
Dicen que en la épica esta la belleza, que el deporte es un sentimiento y que la victoria es la vida.
El Real Madrid, tanto en fútbol como en baloncesto, se ha instalado en una mediocridad, épica eso sí, en la que el tesón, la garra y el oficio, priman sobre la calidad, la técnica y el espectáculo.
Tiene sin embargo, ventaja el equipo de baloncesto...
Cuenta con el mejor jugador español del momento, tal vez el mejor de Europa. Se queje quien se queje, Felipe Reyes marca hoy la linea de la calidad, no solo por su inmensa y recién descubierta variedad anotadora, aunque en ocasiones la limite a un solo y perfecto movimiento envolvente dentro de la zona, tan estudiado, tan repetido y tan conocido, y que, sin embargo, resulta imparable por su perfecta ejecución. Si no porque hace suya la zona de rebote, propia y ajena, capturando segundas oportunidades tan valiosas como el oro.
Y tienen al mejor base español, Raúl Lopez y una firme promesa como Llull, tan complementarios como incompatibles cuando se crucen sus caminos de ascenso y descenso por la diferencia de edad.
A un Bullock en su versión más intermitente, pero alguien que sabe mucho de esto dijo una vez "En baloncesto, la muñeca nunca envejece"
Mumbru, Massey, Hervelle, Hosley, todos son perfectos escuderos, cuadrados y firmes muros de un castillo defensivo que proteja de los enemigos a sus paladines.
Y el general Joan Plaza, dio ayer, ante el Barcelona, su primera lección de madurez, tal vez quedo atrás la época inocente e ilusionante de jugar, de maravillar. Pero se inauguro la era de la victoria, sufrida y sudorosa, pero victoria.
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