Hace unos meses me reí con la noticia del Castigador convertido en Frankencastle, la idea de "matar" a Frank me pareció buena, el tipo iba a por Norman Osborn y su ejercito de superhéroes, algo que obviamente supera al ex-combatiente de Vietnam. Probablemente yo habría escrito una historia diferente, dejando a Castle humillado y derrotado, tal vez incapacitado temporalmente. Pero Rick Remender tiene algo que a los fans de los cómics muchas veces se nos olvida, sobre todo cuando tocan a alguno de nuestros adorados personajes, sentido del humor. Así que él pensó que convertirlo en Frankencastle tenía mucha gracia.
He leído el cómic porque me apetecía ver el dibujo de Tony Moore, un dibujante que me encanta y que hacía tiempo que no coincidía con él. Y reconozco que me ha gustado, mucho, el experimento. El arco con Frank Castle convertido en monstruo, elegido por otros monstruos para liderar una guerra contra una misteriosa sociedad secreta que caza a todo bicho extraño del planeta, ya sea momia, hombre lobo o secuaz del hombre topo, es divertido, diferente y, definitivamente, engancha.
El dibujo de Moore es todo lo que esperaba, realista pero con el tono de humor expresivo necesario para que cualquiera se de cuenta de que todo esto es una vacilada. Remender crea una mini-historia épica, con un guerrero herido en su orgullo, derrotado y cansado de luchar, muerto y resucitado para una ultima batalla. Dos ejércitos preparados para luchar, un artefacto de poder codiciado y corruptor, amigos y enemigos, un niño que llega al corazón del guerrero... Continuara y me alegro por ello.
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