Una vez más tengo en mis manos un nuevo tomo de Orn, historia universal (no, literalmente lo he dejado para escribir esta entrada). El nuevo tomo "Vilanova" es una vez más una autentica maravilla y no solo mantiene el nivel de anteriores tomos, si no que añade nuevas tramas, personajes nuevos, regresos muy esperados y un cliffhanger final que haces que desees que alguien invente el condensador de fluzo.
Como ya anuncia la contraportada del tomo, en esta ocasión Orn no es el protagonista directo de la historia, su viaje no avanza y todo parece detenido, como en una tensa espera, mientras el resto del mundo se agita a su alrededor. Como en uno de aquellos geniales episodios de Perdidos, en los que nos olvidábamos de nubes de humo negro y escotillas y veíamos la vida y el día a día de los personajes, terminaremos la lectura conociendo un poco mejor a Orn y sus compañeros, mientras disfrutamos con una historia de intrigas, revueltas palaciegas y lucha de clases feudal.
Y no solo eso, además Quim Bou añade un nuevo detalle a su propio universo, la religión, los paladines de los dioses y las diferencias entre las distintas razas que pueblan este mundo, divididas entre diurnos y nocturnos, a su vez atomizados por sus diferentes creencias.
La única pega que le pongo es lo mejor del tomo, la increíble escena final, que no por esperada pierde un ápice de su épica, pero te deja con tantas ganas de continuar leyendo que no me parece justo que termine y tenga que esperar al próximo tomo (casi un año, espero que menos) para conocer el desenlace... bendita pega.
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