Hay quien dice que basta una prohibición para que aparezca un traficante, pues no se hace extraño que el trafico de aves se convierta en un negocio. Y en este mundo un policía capaz de extraer impresiones psíquicas y recuerdos de la comida es una baza muy importante con la que jugar.
Tony Chu tiene ese carisma especial que hace que te enamores de un personaje inmediatamente, que quieras saber que será de él, arrastrado por los acontecimientos que ocurren a su alrededor a una velocidad que no puede controlar.
Por eso descubrir la portada del nº5, donde se ve a su compañero, su supuesto nuevo amigo Savoy, frente a un plato en el que reposa su oreja, no da miedo, si no que despierta esa incertidumbre que te embarga cada vez que termina un capitulo de Perdidos. ¿Qué será de Tony Chu?

No me comeré un dedo como Tony Chu, pero alguna uña seguro que cae.
No hay comentarios:
Publicar un comentario